miércoles, 23 de octubre de 2013

A las aladas almas de las rosas




A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

No soy yo, querido Pepe, quien pueda hacer tu mejor semblanza; tus compañeros de la HOAC ya la han hecho y a ella remito a quienes quieran conocerte un poco más: http://hoacmurcia.es/pepe-tornel/

Pero sí querría añadir dos pinceladas: Una, para referirme a cómo te nos has escapado y cómo nos has facilitado esa fuga. Cuando estos días nos acercábamos a ti, al pie de tu cama o bajo la parra de tu patio, y nos proponíamos disimular sentir lo que podía ser una despedida, nos hemos encontrado al Pepe de siempre, aferrado a la vida y dándonos ánimos para continuar en la lucha y permanecer en los proyectos en los que estamos embarcados, algunos durante décadas; lograbas que saliéramos con el alma esponjada después de ese baño de alegría y animosidad en que conseguías convertir nuestra visita. Y cuando aterrizábamos en el inevitable tema de la enfermedad que desde este verano se ha cebado en tu cuerpo, nos ofrecías un nuevo baño de sagaz actitud: “estoy viviendo uno de los más hermosos momentos de mi existencia”, nos decías, haciendo referencia a la sensación de paz, de aceptación, de descubrimiento de nuevas dimensiones y de autoconocimiento que estabas experimentando. La retórica expresión de “triunfo sobre la muerte” enmarcada en ámbitos de fe o de filosofía, la he visto que en ti hecha realidad. ¿De qué otra cosa puede tratarse?
Me cabe el honor de haber podido abrazarte la víspera de este tránsito, tras leerte el último artículo de nuestro común amigo Joaquín Sánchez. Gracias, Pepe, por habernos hecho si no fácil, al menos liviano este momento.

Y, como compañero de brega en la Plataforma Pro-Soterramiento, tú has sido la cara inteligente pero amable de nuestra vieja reivindicación. Contigo hemos construido ese espacio de lucha reivindicativa en que todos caben, independiente de ideologías y de partidos, de credos y de tendencias. Algunos hemos puesto nuestro tesón y nuestra alma en ese empeño, pero tú has añadido la afabilidad, la cordialidad y una humanidad que ha acercado posturas sin dejar la firmeza ni la sana osadía, consiguiendo en esa singladura tejer verdaderos lazos de amistad, en ocasiones, con quienes estaban al otro lado de la mesa; sin olvidar tu habilidad para conducir la negociación hacia un inteligente enfoque en el que provocar el compromiso inesperado del contrario.

Nos has dejado físicamente, pero tu espíritu sigue entre nosotros y con ello será más fácil superar los momentos de desánimo que a veces sufrimos en colectivos como el nuestro en el que no existe ni la disciplina del partido, ni el sostén de las creencias que alimenta a instituciones religiosas, ni la estructura orgánica de una ONG; sólo el compromiso por la defensa del interés general de nuestros barrios frente a la terquedad manifiesta de unos gobiernos que, alejados de la realidad social, abusan de la autoridad de la que son depositarios, reprimen derechos sociales, malgastan los recursos públicos, desoyen a la ciudadanía, se corrompen…, hasta que cuatro año más tarde nos llaman a depositar una papeleta fabricada bajos los intereses exclusivos de los partidos políticos. 

En este compromiso vamos a seguir contando con tu ejemplo, sabedores que sigues entre nosotros.

A quienes nos cabe el honor de haber sido amigos tuyos sabemos en qué consiste la verdadera amistad, construida desde la aceptación total del otro sin discusión alguna, al margen de toda condición social, de credo, de raza o de ideología; potenciando las habilidades o valores del otro por nimios que sean. Pero esto sería tema de muy largo recorrido; para nosotros queda, los que hemos disfrutado de tu amistad, los ratos de tertulia bajo la parra de tu patio y las conversaciones  “tratando de arreglar el mundo”. Bendito seas, Pepe; encantado de haberte conocido.

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